Gestión de riesgos en red para contrarrestar continuas interrupciones

La importancia de la gestión de riesgos empresariales

Tras la pandemia, las empresas están pensando mucho en la planificación de la continuidad del negocio. El mundo se ha vuelto más volátil, más complejo y también más interconectado. El resultado es que el panorama de los riesgos es ahora más diverso y evoluciona rápidamente. En este contexto, un reciente estudio de Accenture mostró que, si bien el 83% de los gestores de riesgos han actualizado sus planes de continuidad de la actividad en los últimos 12 meses (y el 82% cree que su plan actual es adecuado), es probable que las futuras interrupciones adopten formas distintas y tengan un impacto diferente.

 

La planificación para la última crisis no necesariamente producirá los resultados necesarios. Al igual que la fecha de caducidad de los alimentos, los planes que se dejan en la estantería pueden quedar obsoletos y ser menos eficaces, o incluso empeorar la respuesta. El reto de la planificación de la continuidad de la actividad se ha vuelto más difícil, y esta tendencia no hará más que continuar a medida que la gama de posibles escenarios de amenaza siga cambiando y ampliándose. Lo que hemos aprendido tanto en la crisis financiera mundial como en la pandemia es que en un mundo altamente interconectado y regido por ecosistemas, asociaciones e interdependencias, un fallo en un lugar puede tener un impacto dramático e imprevisto en otra operación en el mundo.

 

La buena noticia es que disponemos de herramientas más potentes y precisas para gestionar riesgos complejos y detectar señales de alerta temprana de crisis inminentes. Los datos son un elemento fundamental; los gestores de riesgos son ahora capaces de capturar y analizar más datos sobre acontecimientos potencialmente perturbadores, mientras que los consejos de administración están más comprometidos con el equipo de riesgos, especialmente cuando las ideas y recomendaciones se basan en datos de mayor calidad, informados por profesionales experimentados y centrados en las áreas de: mayor criticidad.

 

Hay tres pasos clave que las empresas deben dar para gestionar la complejidad del entorno empresarial, anticipar e identificarlos riesgos emergentes y comunicarse rápidamente con toda la organización. En primer lugar, avanzar hacia una estrategia que dé prioridad a la nube. Los gestores de riesgos deben trabajar para establecer la redundancia y las copias de seguridad entre los proveedores de la nube y aprovechar la resistencia de la aceleración a la nube pública. Y, por supuesto, el riesgo en sí es utilizar la nube para capturar y analizar datos internos y externos.

 

En segundo lugar, la capacidad de recuperarse rápidamente de la adversidad sigue siendo un atributo fundamental; las organizaciones con éxito también tratarán de prepararse mejor y percibir las amenazas emergentes para mitigar estos riesgos antes de que se conviertan en crisis. Por último, es necesario fomentar una cultura del riesgo dentro de las organizaciones que incorpore la continuidad y la resiliencia en la estrategia y las operaciones diarias.

 

El entorno empresarial cambia rápidamente y las organizaciones se enfrentan a una serie de riesgos imprevistos. Mantener la continuidad del negocio depende de fomentar la resiliencia, y esto implica introducir nuevas tecnologías, capacidades y una nueva mentalidad. Los planes de continuidad del negocio siguen siendo una herramienta esencial de gestión de riesgos, pero requieren un cuidado y una atención continuos para mantenerse al día. También es necesario probarlos con tecnologías modernas de planificación y modelización de escenarios. Sobre todo, tienen que ser realistas, tangibles, probados y ejecutables. Las empresas deben proporcionar los recursos necesarios para ejecutar los planes durante el tiempo que sea necesario.

 

Esta es una tarea para las tres líneas de defensa de la gestión de riesgos: el control de gestión, el cumplimiento y la gestión de riesgos. Trabajando juntos, las tres líneas pueden desarrollar un enfoque que puede dar sus frutos y hacer que la empresa sea más fuerte y capaz de cumplir con sus partes interesadas incluso en las circunstancias más difíciles.

Fuente: América Economía

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